jueves, 23 de junio de 2016

La verdad en última instancia


Film: The Insider (El informante); Año: 1999; Dirección: Michael Mann; Guión: Marie Brenner, Eric Roth, Michael Mann; Género: Drama; Fotografía: Dante Spinotti; Música: Pieter Bourke, Lisa Gerrard, Graeme Revell, Gustavo Santaolalla; Elenco: Al Pacino, Russell Crowe, Christopher Plummer, Michael Gambon, Bruce Travis McGill, Rip Torn, Gina Gershon, Philip Baker Hall, Debi Mazar; Duración: 151 minutos.

Calificación: Excelente

(*contiene SPOILERS)

“¿Qué tiene que ver eso con mi testimonio? ¡Dije la verdad!”, responde al teléfono Jeffrey Wigand (Rusell Crowe), incrédulo, con un tono histérico, desesperado, angustiante, ante la catarata de preguntas incómodas, molestas y acusatorias del productor de 60 Minutes, Lowell Bergman (Al Pacino), sobre su pasado. “Estoy intentando protegerle”, le explica Bergman. Wigand no entiende, se aferra a su palabra. “Dije la verdad”, repite, como si con eso bastara.

Sin embargo, si hay algo que se encarga de demostrar The Insider, en lo que probablemente sea el mejor logro fílmico de Michael Mann como director, es que no basta sólo con decir la verdad; increíblemente, el devastador testimonio del ex vicepresidente de la tabacalera Brown & Williamson no resulta suficiente ante el titánico poder de la multimillonaria empresa.

“No importa si dijiste la puta verdad o no”, responde entonces desde el otro lado del teléfono, el experimentado Bergman, con un manto de escepticismo difícil de canalizar para un Wigand que ya violó su acuerdo de confidencialidad con la firma estadounidense, que ya perdió a su esposa y a sus dos hijas, y que sólo pide una bocanada de justicia: que su secreto salga a la luz.


De ese diálogo intenso, frenético y rabioso, cargado con la misma tensión con la que debe lidiar el apasionante largometraje, se distingue el eje central que constituye al film: el reposicionamiento de la verdad. Y el director, aquí, se toma el atrevimiento de situarla en última instancia, en el último peldaño de un empedrado camino que, por momentos, hasta resulta inconducente y se torna difuso e incierto.

Lo interesante del discurso de Mann, es que gran parte de esas piedras que dificultan el alcance de la verdad, se desprenden del propio accionar del periodismo, lo que se traduce, a priori, como una grave contradicción a sus propios principios y postulados. The Insider desnuda así a una profesión mezquina, maleable a los intereses económicos y empresariales que la rodean y penetran.

La excepción a este sombrío entramado de corrupción se vislumbra en la figura de Lowell Bergman – interpretado por un fantástico Al Pacino –, que mantiene una lucha incansable por la protección de su fuente. Las circunstancias, sin embargo, obligan a Bergman a colocarse la capa de héroe más que el saco de periodista.


El productor de 60 minutes no sólo se ve envuelto en una carrera a contra reloj para evitar que los otros medios publiquen las difamaciones contra Wigand, sino que también debe enfrentar, sin ningún apoyo, las decisiones internas de la CBS, que se niega a publicar la entrevista ante el riesgo de una potencial demanda judicial por parte de Brown & Williamson. Queda claro: la investigación llegó demasiado lejos.

“¿Sos un hombre de negocios o sos un periodista?”, lanza furioso Bergman, con sus palmas llenas de indignación, a los ejecutivos y al propio Mike Wallace (Christopher Plummer), la cara visible del prestigioso programa investigativo. La pregunta impacta fuerte en las cuatro paredes de la sala directiva y, lejos de respuestas, lo único que encuentra son miradas incómodas.

La corrupción de las instituciones, los intereses del periodismo, todo queda expuesto en The Insider de forma sublime, excepcional, a través de una intensa vorágine que logra mantenerse viva durante todo el desarrollo del film. Lo que se expone, en definitiva, es la capacidad del periodismo para manipular una verdad, para destrozarla. Porque al final, la verdad también es lo último que importa.

*Nobleza obliga: el origen del comentario nace a partir de una simple tarea pero su forma, se desprende de la maravillosa introducción de Milagros Amondaray (LA NACIÓN) en este texto. Ya venía con la idea de plantear algo así, y aquellas palabras terminaron de convencerme. Simplemente genial. Fuente de inspiración. Si algún día te topas con esto Milagros, dos cosas: primero, perdón; y segundo, GRACIAS.

domingo, 12 de junio de 2016

Amelita Baltar brilló en el Colón

Luego de finalizar su única función en Mar del Plata, la "diva del tango" dialogó en exclusiva con este medio para contar con detalle cómo vivió su regreso a la ciudad y su reencuentro con el público marplatense. 


"Lo viví fantástico, uno es el reflejo de lo que le pasa al público", aseguró la icónica voz de la música popular, Amelita Baltar, tras su brillante presentación de ayer en el Teatro Municipal Colón junto a la Orquesta Municipal de Tango y el emblemático pianista Aldo Saralegui, donde también fue declarada "Visitante Notable" de la ciudad por el Concejo Deliberante.

Como estaba previsto, la actriz y cantante de reconocida trayectoria mundial no se hizo esperar y, pasadas las 21, ya se encontraba en escena junto al piano de Saralegui para hacer vibrar cada una de las butacas del teatro con su versión de "Volver", de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera, y así iniciar su reencuentro con Mar del Plata, con su "amor de verano" juvenil.


Sin embargo, ése fue apenas un indicio de lo que sería la noche: Amelita brilló durante más de una hora con un amplísimo y variado repertorio, en el que además de recorrer tangos y clásicos de Piazzolla, se permitió un viaje por sus orígenes, interpretando boleros y música folclore con el sentimiento y la pasión que tanto la han distinguido a lo largo de su carrera.

El gran marco de público que colmó el tradicional escenario marplatense, además de aplaudir y reír en cada uno de los intervalos con las anécdotas de Amelita, fue también testigo de uno de los momentos más emotivos de la noche: el reconocimiento del legislativo a una de las más grandes voces del canto popular.


Al promediar el espectáculo, el intendente Carlos Arroyo; la secretaria de Cultura, Silvana Rojas; el presidente del HCD, Guillermo Sáenz Saralegui; y el director del Teatro Municipal Colón, Marcelo Gobello, hicieron entrega de las declaraciones de "Interés Cultural" y "Visitante Notable" a la prestigiosa cantante. "Son todos mimos que le dan al espíritu, al corazón", afirmó Baltar.

Como es habitual, la Orquesta Municipal de Tango que escoltó a la artista durante gran parte del show, estuvo conformada por su director Julio Dávila; Germán Galbato en bandoneón solista y Pablo González en bandoneón; Pablo Albornoz en violín solista, Jorge Smitt en violín y Juan Manuel Rivas como violín invitado; Juan Pablo Gez Carballo en viola; Daniel Sergio en violoncello; Eduardo Luc en contrabajo y la voz de Jorge Álvarez.


La "diva del tango" también se refirió a sus próximos espectáculos y brindó algunos detalles de lo que hará a partir de julio, ya que desde del próximo mes estrenará "Noches de Kabaret" en el Maipo: "Voy hacer un poco más de folclore y algunos boleros", adelantó a este medio.

Además, tiene en vistas el lanzamiento del nuevo CD y DVD grabado en vivo de lo que fue su presentación en el Teatro Solís de Montevideo, en junio de 2015, junto a la Orquesta Filarmónica de dicha ciudad, que saldrá en pocos meses al mercado.

(*) FOTOS: CORTESÍA SILVIA COLUCCI