domingo, 27 de diciembre de 2015

Campeón a la fuerza


Cuando evocamos el pasado, también jugamos con la nostalgia. No es cuestión de recurrir a premisas gastadas, y no por eso menos verdaderas, sino de rememorar recuerdos que inexorablemente, a pesar nuestro, se nos escapan por la fluidez del tiempo. Ese era el sentimiento de Federico mientras, en su casa, me mostraba sus trofeos y medallas. Le era muy difícil no volver a sentirse, por un instante, el mejor fisicoculturista junior de Argentina y Sudamérica; o situarse nuevamente en aquel septiembre de 2011 cuando obtuvo el segundo puesto, en la categoría Junior Pesada, en uno de los torneos con mayor trascendencia en este deporte: el Arnold Classic Amateur, organizado por el mismísimo Arnold Schwarzenegger en la ciudad de Madrid (España).

Oriundo de Mar del Plata y con tan sólo 25 años, Federico Sebastián González tiene una carrera digna de admirar. Desde temprana edad, supo tener muy claro sus objetivos para ser hoy uno de los principales referentes del fisicoculturismo en el país. Para él, los límites no representaron más que estímulos a superar. Así logró convertirse en el primer argentino juvenil en competir a nivel mundial; donde logró mantenerse durante tres años consecutivos en ese podio al que sólo llegan los verdaderos grandes. 

¿Cómo empezaste a entrenar? 

Toda mi vida hice deportes. Cuando tenía 13 años, me quebré la clavícula jugando al básquet y tuve que estar 4 meses sin actividad con un chaleco de yeso. Como nunca fui de la idea de quedarme quieto, empecé a hacer ejercicios básicos en mi casa y me interioricé un poco más en el tema con los módulos de mi mamá, que por ese entonces hacía el curso de personal trainer. 

¿Y cuándo empezaste en el gimnasio? 

A los 14 años, cuando retomé básquet, del club me mandaron a su gimnasio y ahí empecé. Como en cada deporte que hice, trate siempre de llevar todo al máximo. Me exigía mucho en los entrenamientos: por ahí me mandaban a hacer una rutina y yo me quedaba haciendo otras cosas más, que sacaba de lo que leía. Notaba cambios físicos que me gustaban y también, más allá de lo estético, me sentía más fuerte y con otro control motriz que no tenía hasta ese entonces. 

Si hablamos de fisicoculturismo quizás muchos se imaginarán la imponente figura de uno de sus principales exponentes, Arnold Schwarzenegger. En esta disciplina, básicamente, se buscan cuerpos con el mayor volumen, definición y proporción muscular posible, sin perder la noción de la estética y la belleza.

La nutrición es un factor de vital importancia ya que afecta directamente a la composición corporal del atleta, por lo que se realizan estrictos régimenes alimenticios que varían según la etapa de preparación. Federico afirma que es un deporte “muy completo y complejo, porque se tienen en cuenta variantes que no están en la imaginación de otros deportistas”.

¿Cuál fue el momento en qué te decidiste dedicar a esto? 

El ‘click’ fue a los 17 años cuando empecé a investigar sobre el deporte a nivel mundial y vi que los chicos de mi edad que se dedicaban a eso, no tenían una gran diferencia conmigo que era totalmente amateur. Todo mi conocimiento se basaba en lo adquirido por libros y artículos; ni siquiera tenía a quien consultar. 

 ¿Y tu familia cómo lo tomó? 

No les gustó, pero tampoco lo impidieron. Hicieron sus críticas, yo las tomé como tales y seguí adelante porque estaba muy seguro de lo que quería. 

Históricamente se han construido muchos prejuicios que asocian al fisicoculturismo con el consumo de distintas sustancias. Federico considera que son cuestiones que exceden al deporte y que esto se ha vuelto un rasgo propio de nuestra sociedad. El simple hecho de ser diferente de lo que habitualmente se hace, merece que se juzgue o critique. Hay mucho para cambiar en ese sentido. Siempre minimizamos el esfuerzo del otro y juzgamos desde planos que no conocemos”. Respecto a su experiencia en otros países, señala que en las culturas asiáticas y europeas, la óptica es distinta porque “tratan de sumar en vez de restar, dando posibilidades a otros deportes que no son tan populares”

¿Alguna entidad respaldaba tus gastos en alimentación y viajes? 

Siempre salió todo de mi bolsillo. En su momento, mi familia fue la única que me apoyó y me dio una mano para completar algunos tramos que se me complicaron. 

¿Qué hacías entonces para poder costearte? 

Estuve en distintos trabajos. Siempre amoldé mi preparación a mi bolsillo; nunca quise amoldar el bolsillo a la preparación. A los 20 años también estudiaba por decisión propia y la verdad que tener el tiempo, la energía y la cabeza para estudiar, trabajar y entrenar se hacía difícil. Quizás quien no sepa del tema crea que es un simple entrenamiento pero es algo que consume horas, que desgasta físicamente y, sobre todo, mentalmente, porque hay que estar al 100%. 

¿Sentís que debería haber un mayor respaldo al deporte amateur? 

Sería valioso que cualquier deportista amateur pueda tener un respaldo que, al menos, le permita entrenar y disponer de todas sus energías. Soy consciente de que hubiese sido muy distinto poder entrenar y dedicarme a lo que me gustaba en vez de tener que pensar en mendigar en un sponsor (que nunca llegó); en tratar de buscar la vuelta para tener un tarro de proteínas más al mes o en tener que ir a una carnicería y contar toda tu historia para ver si alguien te puede dar una mano que tampoco llega porque la realidad es que a nadie le interesa. 

¿Cuál fue el momento de mayor satisfacción en tu carrera? 

Me daba mucha satisfacción cuando iba a los mundiales y me paraba al lado de atletas con respaldo internacional y no podían conmigo. Llegué a estar al lado de gente que vive de esto, desviviéndome por esto. 

Federico, a pesar de sus méritos, forma parte de una larga lista de atletas no reconocidos. “Me hubiese encantado ganar un Lobo de Mar”, dice entre risas. “Es lo más lindo salir a la calle y que la gente te reconozca; eso me pasaba cuando iba a competir a otros países”

Hoy en día, conforme con sus logros y con su propio gimnasio, Federico se muestra con un tono más maduro y reflexivo, que hace incierta su vuelta al deporte. “Endeudarte y perder cosas que fueron muy difíciles de conseguir, aún me hace meditar y ver si estoy dispuesto a hacer todo lo que tengo que hacer para volver a ese nivel”, sostiene. “Por más que ame el deporte, sé que no puedo pensar sólo en eso. Me gustaría formar una familia y darles todo lo mejor”

Federico afirma que “hay un sacrificio que pocos ven y que pocos saben entender”. De aquí nace el sentido de esta entrevista: exponer esa cara que no se muestra. De ver con otros ojos al fisicoculturismo y a todo deportista amateur. De ver todos esos años de esfuerzo, disciplina y perseverancia que en algunos casos, como éste, conducen a logros totalmente admirables. Porque esa falta de temor al fracaso y esa constante ambición de querer siempre más, es lo que los distingue. Porque para ser el mejor, no solo hay que tener pasión, sino convicción. Porque por todo eso, Federico González es un campeón.



*El Instituto de Periodismo DeporTEA cada año organiza el concurso periodístico "Historias Mínimas" con respectivos premios para los concursantes. Esta nota, obtuvo el segundo puesto en primer año en el certamen de 2015.